mardi 25 novembre 2008

~Amaranthine III~ ________________________________________ { I'm Still Trying To Give Up These Stories}

~La Mutilación de ~

Doctor: Lo lamento, pero no nos quedó mas salida que amputar su .


~Estampilla Doble-faz~

Y por que lado la pego?


~Llegada de Venado~

Bienvenado, perdón, Bienvenido.


~El Monociclo de Polly ~

Lo triste es que Polly no podia tener menos de cuatro ciclos.


~Ayuda Para La Mantis ~

Déjeme ver si traje preservativos.


~El Verano de Solsticio~

En cuanto escuchaban su nombre, ya ninguna chica quería salir con él.


~Shogun, Mi Perro Pequinés~

En cuanto a aquel cachorro que conservas disecado, es un San Bernardo Gigante?

No, Shogun retenía liquidos.


~Profesía 666 ~

Ahí va Cassandra una vez más haciéndonos creer que van a subir los impuestos.


~Los Koreanos Locos~

No van a creer que somos koreanos si contamos nuestra historia en español.


~Llegada de Venado Por Segunda Vez ~

Bienvenido, disculpe, Bienvenado.


~Jeringa de Aire~

POF!!! You're Dead.


~El Descanso del Siete ~

1,2,3,4,5,6, ,8,9,0.


~Inducido Autovomitado~

Bwaaaaaaaaaaaaaaooooooooooouuuuuuuuuuuuggghhh!
Con ustedes, el ganador del concurso al mayor número de HotDogs transbocados.


~Si Esta Leyendo Esto, Morirá~

Al leer el título embrujado de este cuento, usted ha sellado su destino sobre la tierra de los mortales y no tiene mas remedio que morir algún día por alguna razón.


~Los Koreanos Locos Van de Nuevo~

Merde! Pourquoi avez-vous parler en français?


~ASPIRADORA v.s DIOS~

Como Dios no se presentó!
ASPIRADORA gana por W.


~El Hijo de Búfalo~

Cuadno sea grande quiero soñar con golondrinas.


~Shark Attack~

No me digas que lo confudiste con She arc a tack!


~La Mano de Godzilla~

No alcanzo a imaginar el tamaño de su termómetro rectal.


~Pompas Fúnebres~

Hermanos:
Estamos aquí reunidos para celebrar la muerte de las burbujas de jabón.


~Bebé Médula~

Sigo pensando que debí pagarlo completo al dorso.


~A propósito de Navidad~

Halloween Is Not Dead!!


~El Invierno de Solsticio~

Otro diciembre que pasa solo en la registraduría.


~La Princesa de las Nieves~

A pesar de su título, siempre tenía al desayuno SnowFlakes genéricos.


~Pingüino Híbrido~

Pinguíbrido no sabe escribir bién su nombre.


~Los Koreanos Locos En Su Último Intento Desesperado~

침묵

jeudi 14 août 2008

La Levedable Soportad del Ser

Consciousness, basic human awareness is a quantum vibration phenomenon occurring inside the brain. Here, the past, present and future are like holographic memories.

I was called into parallel universes to segregate this anti-sophisticated chant:

La douce danse du squelette
Plus de tristesse machiavélique
Ou violets du vautours transparentes
Et la clavicule puissance de guérison


[Oh and how he tried]

lundi 26 mai 2008

The Red Hot Chilli Peppermint Parallelism

Me gusta pensar que esto nunca pasó, y que sigo en casa frente al espejo intentándolo una vez más, sin mayor éxito en mi hazaña desencadenada por un triste pimentero cristalino.

Cuando era pequeño escuche la tonta historia de unos amigos acerca de la imposibilidad física de los seres humanos para abrir los ojos al estornudar, investigué el mecanismo automático de la respuesta nerviosa involuntaria a una “irritación nasal”, y descubrí que no solo se crispan músculos faciales, también esta respuesta esta fuertemente ligada a una contracción abdominal.

Entonces ellos continuaron con su miserable historia, decían que si uno en aquel momento conseguía mantenerlos abiertos durante el proceso, prácticamente estos saltaban de sus orbitas y se alojaban súbitamente en el perplejo rostro del espectador mas cercano a la operación. La expresión de todos era, podría decirse, una amalgama de asco, curiosidad, conmoción y finalmente el morboso deleite que solo la inocencia infantil ostenta por este tipo de situaciones. Ya se imaginará lo que vino a continuación, por algunas horas estuvimos entregados al juego de inducirnos al acto previamente citado, con el objetivo de hacer efectiva la discutida teoría de la “detonación ocular”. Con los resultados esperados, no hubo ningún ojo proyectado exocorpóreamente, solo lágrimas, molestia abdominal en un par de casos y un rebaño de narices tan rojas como la pimienta empleada para la causa.

Nos despedimos de esta fútil empresa y nos entregamos a diferentes actividades de mayor importancia para nuestra edad. Sin embargo, antes de seguir a mis compañeros y enterrar el momento para siempre, me permití un ultimo intento.
Me senté en la mesa frente al cristalino pimentero. Tal vez fue la reacción natural del sistema nervioso al entrar en contacto con elevadas cantidades del condimento lo que indujo una irreversible excursión alucinógena que pudo durar el intervalo de medio segundo cuanto mucho, pero de la cual parece nunca hubiera salido entonces. Fue sencillo: una pizca de pimienta roja, una nariz expectante, la sensación de hormigueo sistémico y ……………………..
Ahí lo tiene, era pues la perfección hecha estornudo, tal vez el mejor estornudo que se haya producido en la historia de la humanidad con los ojos completa y absolutamente, cerrados.

Yo simplemente me rendí ese día, pero al siguiente me prometí no descansar hasta haber cometido esta irrealizable experiencia. Era el Sísifo de “los estornudos con ojos abiertos”, llevando mi piedra de pimienta a la cima de la nariz para que se deslizara armoniosamente en un : (no quiero escribir la onomatopeya), y concluir con los ojos cerrados medio húmedos abriéndose lentamente para encontrarse con esa realidad intacta, justo como antes del experimento. De cualquier forma seguí perpetuando incansable mi labor durante días, semanas, meses y años, era esclavo de descubrir la tierra que otros solo se atrevían a citar con mitos y leyendas urbanas, quería ser el Colón de la estornudes óptico-desplegada, llevar mis carabelas rumbo a nuevos universos que me sacaran de la monotonía tangible de nuestro mundo.

Claro que hubo instantes de desfallecimiento y rendición esporádica, pero precisamente fueron esos momentos los que dieron el impulso necesario a mi nuevamente infranqueable voluntad de seguir haciéndolo. Llegué a controlar a tal punto la técnica, que ya me era indiferente el uso de sustancias que activaran el efecto. El simple capricho personal y un ‘corto circuito’ intencionalmente construido en la sinapsis de mi sistema, hacían que pudiera estornudar a propósito. Lo que me arrastró a meterme en un sinnúmero de problemas graves y a un sinfín de soluciones delicadas.

Cerca de la temporada final en la escuela supe que no estaba preparado para soportar la masacre psicológica de la semana de evaluaciones y de los exámenes mismos. Me sentí culpable de entrada por el acto que ejecuté para evadir mis responsabilidades. Culpa que debo agradecer a la naturaleza adoptada como propia, derivada de la conciencia colectiva en el cristianismo contextual que me rodeaba culturalmente en esa época impuesto por mi querida madre. Solo sabía que era más que necesario usar la única herramienta de la que se puede uno valer como estudiante para salir bien librado de cualquier situación académica que lo amerite, y por supuesto que me refiero a “Fingir una enfermedad”. Había toda clase de peripecias que uno inventaba para “zafarse” del incontable número de situaciones que merecían ser evadidas. A menudo solo se podía acudir a las practicas masoquistas más salvajes de nuestro género humano a tan corta edad. Ronchas de virus altamente contagiosos hechas con mortíferos pellizcos, nocivas conjuntivitis Vick-vaporubescas si cabe inventar, vomito autoinducido o causado por ingestión de combinaciones altamente destructivas, pero efectivas para ocasionarlo. Y mi favorita de lejos por tener la misma validez del “estornudo con los ojos abiertos”, consistía en poner una tiza en contacto con la zona sublingual durante algún tiempo hasta comenzar a sentir mareo, fiebre y hasta ganas de convulsionar en algunos casos mas extremos. Yo personalmente no sé si atribuir la efectividad de este método a un paradójico efecto PLACEBO que en vez de mentalizar hacia la estabilidad de la condición corporal, incongruentemente producía la inestabilidad del cuerpo y de la mente, haciendo que las células blancas, leucocitos o defensas, se ridiculizaran peleando contra la “nada” a lo largo y ancho del torrente sanguíneo, o simplemente correspondía a una alta dosis bacteriana contenida en la cal y colorantes de algunas tizas, que fueran el gatillo que dirigía tan espectaculares efectos. Decido entonces utilizar mi recurso más sencillo y por eso altamente efectivo. Estornudo concientemente cada cierto tiempo, genero una pantomima que acompaña mi “decadente” estado de salud, me regocijo diciendo: “Se me pasa en un rato”, hago series de tres a cuatro estornudos segundos en plazos mas cortos, creo intervalos que se aglomeran hasta que se desencadena un apoteósico y refrescante: “Mañana vamos al doctor, vete a la cama ahora mismo!”.

El doctor fue menos optimista de mis intereses y no se explicaba mi singular forma de estornudar, sus innumerables títulos y años de experiencia en el campo profesional de la medicina no podían hacer algo para defenderse del concepto de una madre que evade cualquier juicio posible que contradiga el hecho de ver a su hijo estornudar compulsivamente. Al lograr imponer mi singular habilidad, sobre la HISTORIA DE LA MEDICINA, me sentía ya listo para aprovechar el tiempo extra de una semana y enfocarme en los exámenes que aparentemente serían diferentes en mi caso, ya que según los profesores la experiencia hablaba por si sola y me bastaba simplemente con pedir algunas respuestas de compañeros que previamente los habían presentado. Lo que un profesor no sabe es que subestima la audacia bastante esporádica cabe enunciar, de los adolescentes. Claramente un profesor que lleva planeando un examen durante un año, que tiene en su pila de trabajo calificar unos 300 examenes al día y que escasamente posee el tiempo necesario para hacer sus necesidades fisiológicas y dormir 30 minutos cada día durante esa semana, no se puede dar el lujo de CREAR un nuevo examen para un solo alumno. Lo que si se puede decir es que la lucidez y el buen-pensar no son características frecuentes de la adolescencia, por eso la ventaja de la falta de represalia se convirtió en costumbre y mas tarde en perjuicio. La misteriosa enfermedad del estornudo crónico ya no tenía el mismo impacto de antes y se sospechaba de alguna sustancia gaseosa que ingería o simplemente una alergia al aire mismo me producían el tan original efecto. Tras comprobar que no había sustancia alguna simplemente se tomo la decisión mas efectiva contra cualquier enfermedad no-real imposible de comprobar:
“Si sigue faltando de esta manera lamentamos tener que sacar a su hijo de la escuela”
Yo no era partidario de convertirme en un pequeño Tom Sawyer estornudador el resto de mis días, así que suspendí progresivamente la incomprensible afección para no levantar sospechas, lo cual a la vista de un ser racionalmente competente lo hacia más que sospechoso.

Pero también me trajo beneficios efímeramente trascendentales, como la vez que aquel pequeño ladronzuelo (era mas grande que yo en ese entonces) quería aprovecharse de mi inocente apariencia saludable que solo unas vías respiratorias regularmente desbloqueadas podían ofrecer. Estaba solo caminando por el parque muy cerca de casa cuando se acerco vacilante con su cuchillo y me pidió algo de dinero como una hiena solitaria que se aprovecha de la captura de una parvada de buitres tomándose a la fuerza un putrefacto retazo de botín que le mantenga vivo un día mas; a pesar de que no me gusta poner en riesgo mi salud física, quizás mental y me someto sin reproche a la voluntad de mis adversarios, esa vez decidió actuar el corto circuito en mi defensa. Después de escuchar la frase y ver el cuchillo, comencé a estornudar incesablemente por unos cinco minutos aproximadamente, el sujeto entró en una conmoción casi tan inesperada como mi misma reacción. No sé que es más patético recordar, mi cuerpo convulso en posición pseudofetal estornudando sin parar o la cara de este miserable personaje, esperando su parte del botín y en cambio recibiendo una descarga de saliva, mucosa y un sonido que le perforaba el cerebro y se volvía análogo a un despliegue policíaco de mil sirenas acorralándolo. El avariento ser reaccionó como le dictó su pobre inconsciente y como si de verdad se tratase de un operativo de la justicia en su contra, entonces arrojó el cuchillo y echo a correr. Me incorporé casi de inmediato para disfrutar ver al pobre diablo mirando frenéticamente en todas las direcciones y desaparecer al final de la calle.

Hasta aquel tragicómico día del que voy a hablar a continuación no hubo nada interesante para comentar, diría que mi vida transcurrió de forma tranquila el resto de tiempo que compartí entre la gente. Solo me rompí la dos ultimas costillas de la caja torácica y el coxis lo cual me dejó un hermosísimo complejo de inferioridad que me sigue acompañando, me convertí ante los ojos de los demás en el monstruo de Shelley solo que usando un pectoral-sillín de yeso que entorpecían gravemente mi escape del fuego de las desalmadas bromas infantiles. Compre un hámster que asesine inconscientemente con mi cama. Compre otro hámster que no paraba de emitir un chillido infernal y que termino escapándose de una jaula de acero inoxidable herméticamente cerrada, y llevó a plantear diferentes teorías que esclarecieran el inexplicable hecho; finalmente me incliné por la más convincente: Mi mejor amigo afirmaba que los hamsters eran plataformas bio-programadas por el gobierno chino en un complot para controlar el monopolio de las sopas de pasta de letras y que el mío era defectuoso, por eso me raptaron y me habían lavado el cerebro en un laboratorio submarino haciendo que me levantara una mañana cualquiera y no encontrara a mi destemplado y peludo compañero. No compre más hamsters. Me enamore de una lesbiana. La lesbiana descubrió en una epifanía su heterosexualidad que según ella obtuvo por el hecho de haberme rechazado tanto tiempo. La neo-heterosexual se caso y se fue a vivir a Europa. Encontré un reloj de la postguerra que guardo siempre aunque no sirva. Formé una banda de funk que duro un día. Me disfracé de piña colada para una fiesta de Halloween temática (cocktails) en la que el resto de invitados cuyas facultades psicomotrices les permitieron llegar, estaban completamente ebrios y sin disfraz. Ese mismo día me tome en contra de todas las expectativas 12 cervezas en un beer-bong, que estuvo acompañado de una experiencia sexual de alto nivel con la chica mas bonita del grupo, de la cual solo recuerdo sin orgullo los apretones de mano y muestras de respeto por parte mis compañeros y extraños que precedieron durante días y meses mi frustrante falta de memoria en los eventos de aquel día.

Finalmente vino la fecha más inesperadamente esperada de mi vida. Llegué a casa como de costumbre, me miraba en el espejo mientras lavaba mis manos, me sequé y comencé mi adiestrada rutina de desplegar cinco o seis estornudos rápidos antes de seguir con mi mundo ordinario. Entonces en el número 4 (mi favorito) se manifestó lo imposible. No me di cuenta de inmediato, me quede mirando un punto fijo en el espejo y veía como en el infernal reflejo mis propios ojos parpadeaban gradualmente hasta adquirir una velocidad supersónica, mi reacción fue casi instintiva y al intentar palpar mi rostro para descubrir en la impresionante percepción un espanto afligido que socavaba mis entrañas: tenía las cuencas de los ojos vacías y sin embargo captaba todo a mi alrededor. Entonces vino mi castigo por creer que en tan indefenso acto podía hurtar para mí algo de la inexplicable naturaleza de lo sobrenatural. Comencé a envejecer segundo a segundo, estaba paralizado viendo como mi reflejo descendía en el abismo ineludible de un tiempo inexistente y perpetuo. Estaba atrapado en una celda invisible de sufrimiento secular, recorrí cada partícula de mi fisonomía experimentando la agitación del infinito entrando y saliendo pesadamente como un denso aceite blanco cual fantasma que pavorosamente interminable se abre paso en la minúscula salida del reloj de arena. La cadavérica revelación del infinito restregándose en mi piel escarificando sub-atómicamente la composición tangible de aquel estado, ingiriendo y vomitando mi dolor. Paralelamente vi morir a mi familia inmediata, también a sus hijos y los hijos de estos, generación tras generación, vida tras vida, contaba mi presencia con su ausencia traduciendo sus momentos en mis nombres escritos con su sangre en las acabadas páginas de mi memoria. Me abandoné a cualquier posibilidad de fuga y solo me dejé llevar por la sutil sinceridad del oportuno castigo lamentando la aparente ingenuidad de mi insolente epopeya. Estuve tan ocupado inquiriendo en la causa de mi atormentada expiación, que no pude llegar valorar la poesía de esta visión desgarradora.

Al término del proceso que me llevo durante numerosos “siglos” de angustia y lamentación a extinguir mi corpórea existencia, el sonido se detuvo y así tan súbitamente como comenzó todo, del mismo modo quedé fijo en una fotografía. Enmarcado en los límites del deseo de volver por algo que nunca necesite, muchos dicen que es la felicidad otros hablan del amor y yo creo que no es ninguno, creo que no es nada de hecho, creo que es solo la búsqueda de una escusa para quedarse y entonces creo que es todo. Evalué el apetito humano por lo sobrenatural en la simpleza de lo natural y como su fracasado sentido de la razón solo le hace creer que todo es o tan mágico o tan superficial y si cabe mágicamente superficial. Somos los que esconden sus muertos detrás del teatro de lo absurdo actuando con la conciencia limpia detrás de las bufonescas máscaras de la miseria, entienda usted que no es otra cosa que el desecho de la ubicuidad obsoleta de la providencia lo que mantiene el patético deseo de libertad. Asecha tus sentidos y les engendra tiros de atrocidad y arte que se atascan en tu corazón comprimidos de magnéticas caricias de sal y de arena.

… C’est obsolète de continuer.

Como un centelleo que mas bien me pareció un susurro, estaba sentado sudoroso en la mesa de la casa de uno de ellos. Me ardían las rodillas por los raspones y quería seguir a los chicos que se habían adelantado para jugar al football. Al frente estaba el frasco de pimienta cristalino como antes, su reflejo me hizo recordar un sueño casi eterno donde crecía, saltaba, orinaba, reía, lloraba, besaba, leía, cantaba, cortaba, llegaba, iba, comía, escribía, saludaba, caía, bailaba, dolía, brillaba, nacía, recordaba y moría. Pero no tuve miedo y mi mano no dudó en flexionarse como una serpiente alrededor del tentador artefacto, para permitirme un último intento.

Esparcí un poco de su contenido sobre mi otra mano que se acerco peligrosamente a mi irritada nariz y aspiré.